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La Fiebre Aftosa del ganado

Dada la situación en Marruecos sobre el reciente brote de Fiebre Aftosa detectada por las autoridades veterinarias, nuestro artículo de hoy se centrará en explicar cuáles son las causas de dicha enfermedad y qué podemos hacer para evitarla en nuestro ganado.

¿Qué es la Fiebre Aftosa?

La Fiebre Aftosa del ganado o glosopeda, es una enfermedad epizoótica -enfermedad contagiosa que ataca a un número inusual de animales en el mismo tiempo y lugar- de causa viral y altamente contagiosa. Esta enfermedad afecta a los ganados bovino, ovino, porcino y caprino, y se manifiesta por fiebre alta y por el desarrollo de úlceras pequeñas. Las pequeñas úlceras usualmente aparecen en la boca, por lo que pasan a llamarse aftas. También causa erosiones originadas de vesículas y flictenas en las pezuñas y la ubre.

La enfermedad se conoce como Fiebre Aftosa precisamente por la formación de lesiones que se asemejan a las aftas humanas. Las aftas, como hemos comentado anteriormente, se desarrollan en la mucosa bucal, y son de borde redondeado enrojecido, muy dolorosas y con sensación de quemadura.

La Fiebre Aftosa está producida por un virus perteneciente a la familia Picornaviridae. Existen siete serotipos inmunológicamente distintos, y más de 60 cepas dentro de estos serotipos. Ocasionalmente nuevas cepas se desarrollan espontáneamente. Dichos serotipos y cepas del virus de la Fiebre Aftosa varían dentro de cada región geográfica. El serotipo O es el más común mundialmente.

¿Cómo se transmite la enfermedad?

La Fiebre Aftosa se transmite por contacto con animales infectados y con objetos contaminados. Las vías de infección más importantes para el mantenimiento del proceso infeccioso son el aire espirado y la leche, además de la saliva, la orina, las heces y el semen.

Los animales pueden eliminar el virus aftoso hasta cuatro días antes de la aparición de los síntomas, por lo que los animales que presenten lesiones típicas de Fiebre Aftosa bien desarrolladas, son escasamente peligrosos como transmisores. Sin embargo, son muy contagiosos cuando esas lesiones aún no han aparecido o recién comienzan.

La transmisión puede producirse por contacto directo o indirecto con animales infectados y fómites -objetos carentes de vida que, si se contamina con algún patógeno viable, es capaz de transferirlo- contaminados.

Las rutas de propagación incluyen inhalación del virus por aerosoles, ingestión de alimentos contaminados y por la entrada del virus a través de abrasiones de la piel o las membranas mucosas. La importancia de cada una de estas vías varía con la especie.

Síntomas de la Fiebre Aftosa

La Fiebre Aftosa se caracteriza por la presencia de fiebre y formación de vesículas -ampollas- en las patas, alrededor de la boca, y en la glándula mamaria. En ocasiones, las vesículas pueden producirse en otros lugares tales como la vulva, prepucio o puntos de presión de las patas. Estas vesículas se rompen muy rápidamente, convirtiéndose en consecuencia en erosiones.

El dolor y las molestias que derivan de las lesiones, pueden llevar a una variedad de síntomas que incluyen depresión, anorexia, salivación excesiva, cojera y resistencia a moverse o levantarse.

¿La Fiebre Aftosa se transmite a los humanos?

La Fiebre Aftosa no se considera un problema de salud pública. Las infecciones en los humanos son muy raras, con aproximadamente 40 casos diagnosticados desde 1921. La enfermedad es generalmente leve, de corta vida y autolimitante, con lesiones vesiculares y síntomas parecidos a la gripe.

Igualmente, la Fiebre Aftosa del ganado no debe confundirse con la Fiebre Aftosa en los humanos -enfermedad mano-pie-boca-, causa por otro virus, el Coxsackie, una condición solo vista en humanos.

¿Qué hacer frente a una sospecha de la enfermedad?

Por ley, los casos sospechosos de Fiebre Aftosa deben ser comunicados, ya sea por los productores como por médicos veterinarios a través de las autoridades locales. Los requisitos de notificación de la enfermedad a las naciones miembro de la OIE y las pautas de importación/exportación pueden encontrarse en el Código Sanitario para los animales terrestres de la OIE.

Cuando se observen signos y síntomas similares a los que presenta la Fiebre Aftosa, se debe consultar a un médico veterinario de manera inmediata, para que realice un diagnóstico diferencial del caso. Los veterinarios que encuentren un caso de Fiebre Aftosa deben seguir las pautas nacionales y/o locales para la notificación y las pruebas de diagnóstico de la enfermedad.

¿Qué productos podemos utilizar para la desinfección?

Para la desinfección completa de la Fiebre Aftosa en naves, locales o instalaciones ganaderas, así como de medios de transporte de ganado, clínicas veterinarias y mataderos, se recomiendan dos productos: SANITAS® Forte Vet y VIRKON™ S.

En cuanto a SANITAS® Forte Vet, se trata de un desinfectante de amplio espectro para uso ganadero. Es eficaz frente a virus, bacterias y hongos, incluso en presencia de materia orgánica.

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Además, su excelente compatibilidad con todo tipo de materiales lo convierte en un producto versátil para la desinfección completa. El producto se aplica mediante frotamiento o pulverización, siendo igualmente eficaz de ambas maneras.

Puedes ver gráficamente cómo desinfectar una granja paso a paso con Sanitas® Forte Vet.

Con respecto a VIRKON™ S, es un desinfectante virucida, con eficacia comprobada contra más de 500 cepas de virus, bacterias, hongos y levaduras, que afectan a los animales de producción y domésticos. Limpia y desinfecta en una sola operación, ofreciendo una gran seguridad para el operador, siendo eficaz a bajas temperaturas con un extraordinario perfil medioambiental.

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Este producto es un desinfectante de bioseguridad potente, de rápida acción, flexible y multiuso. Cuenta con la ventaja añadida de necesitar menos de un minuto para conseguir su efecto desinfectante, por lo que es especialmente útil en pediluvios y medios de transporte.

Como conclusión, podemos afirmar que la enfermedad de la Fiebre Aftosa, que afecta tanto a ganado ovino, bovino, porcino y caprino, tiene importantes repercusiones económicas en el sector. Por esta razón, resulta clave establecer unas medidas preventivas y de control permanentemente en las explotaciones ganaderas con el fin de que no llegue a producirse la infección de los animales.

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